dilluns, 1 de setembre del 2008

Prejuicios


Cuántas veces has visto a una persona y la has etiquetado por vestir de una manera u otra?. Incontables, verdad?. Fíjate en ti mismo, cada uno de nosotros viste como más le gusta, si lo tuyo son los pantalones, zapatos y camisas serás un pijo y eso te llevará a los escalones de la riqueza, la tengas o no!, te sorprende?.
Imagínate ahora que lo tuyo va más a la estética hippie y sigues unas pautas que te identifique como tal, entonces la gente te clasificará. Ello te conllevará a tener unas características generales de tu forma de ser que la sociedad en sí ha determinado. Has visto? por vestir como te gusta ya tienes que ser un niño de papá, un mendigo, alguien con quien desconfiar o bien parecer una grandisima persona!.
Si seguimos aplicando el mismo método no tendremos que realizar el esfuerzo de conocerlas, ¿para que?, si fijándome como visten o hasta como gesticulan! ya puedo saber de ellas, que hacen o hasta lo que piensan. Entonces no sirve de nada, verdad?.
Ahora párate a pensar en tus amigos o conocidos. ¿Cuáles de ellos considerabas de una manera antes de conocerlos y una vez que lo has hecho no lo son?.
Los prejuicios es calificar a la gente según su apariencia. Y bien, ¿quién no lo ha hecho?. Yo soy el primero que paseando por la calle o antes de conocer a alguien ha hecho un prejuicio, pero no sirve de nada. Nos encontraremos siempre con aquellos que aparentan ser lo que no son.
Encerrarse entre unos círculos impide abrirse y esto es lo que provoca el rechazo entre unos y otros.
Así pues, lo más gratificante es conocer a gente diferente entre sí.